Las fiestas de Navidad son, sin lugar a dudas, una de las épocas más especiales del año, tanto por los reencuentros familiares como por la liturgia que acompaña a todas las reuniones alrededor de una mesa.
Los elementos navideños, como casi todo en la vida, lucen si saben seleccionarse con tino, huyendo de las estridencias y las escenas recargadas y volviendo a los orígenes, a la esencia genuina de la festividad. La decoración navideña debe cumplir, además, otra aspiración: tener la capacidad de cubrir las expectativas grandes y pequeños, a partes iguales, sin robar un ápice de protagonismo a cada generación.
Si hay una estrella que brilla más que las demás en nuestros hogares, junto al árbol de Navidad, es la mesa. Su versatilidad en completa con amplias posibilidades de decoración a base de piezas y adornos que pueden combinarse de múltiples formas.